4 métodos de inyección, 4 niveles de acción

Las inyecciones intradérmicas se utilizan generalmente en las vacunaciones o en las pruebas de sensibilidad a las alergias. Se realizan con la ayuda de una aguja corta de unos 1,5 centímetros. Las inyecciones subcutáneas afectan a los tejidos situados bajo la piel y por encima de los músculos. Es la opción recomendable para los productos que requieren una absorción más lenta como los medicamentos contra el dolor y determinados antibióticos. Seguidamente viene la inyección intramuscular o IM. Es une vía de administración alternativa y rápida. Los músculos, abundantemente irrigados por la sangre, absorben más rápidamente el principio activo y le permiten actuar con igual rapidez.

Con la administración intravenosa, las barreras de absorción desaparecen. El producto se inyecta directamente en el riego sanguíneo y su acción es prácticamente instantánea. Por último, hablamos de bolos cuando el medicamento se debe inyectar en una sola y única dosis. Se administra de forma rápida y breve durante una infusión intravenosa continua que hace el papel de vehículo terapéutico.