Déficit de inyectables ¿una enfermedad crónica?

Kursentwicklung, Pharmabranche, MedikamenteEl aplazamiento de intervenciones quirúrgicas o la interrupción de tratamientos clínicos son tan solo dos de las consecuencias dramáticas de un problema que lleva arrastrándose desde hace varios años… las rupturas de stock en materia de medicamentos inyectables. Frente al aumento constante de la demanda, la producción de medicamentos indispensables1 aguanta el ritmo a duras penas, generando numerosas incidencias de suministro a nivel mundial.

Este fenómeno mundial responde a múltiples causas: dificultades de producción, e incluso catástrofes naturales (la protamina, producida a partir de extractos de salmón pescado en aguas japonesas, ya no es explotable tras la catástrofe de Fukushima)… No obstante, la gestión de estos productos fundamentales, y en especial las políticas de aprovisionamiento de los hospitales también son factores influyentes. Para reducir los costes de los medicamentos (incluyendo los inyectables), los hospitales conforman grupos de compra y convocan una licitación para la firma de un contrato de tres años con un único proveedor. La estrategia financiera es efectiva, pero su contrapartida es arriesgada: incita a los proveedores potenciales a abandonar el contrato o detener simple y llanamente sus producciones por falta de rentabilidad. Si el proveedor seleccionado no cumple lo establecido, el hospital no tiene una solución en la recámara.

Por otra parte, los plazos de aprobación de los productos sanitarios no hacen sino empeorar la situación. Suelen estar escalonados en varios años y frenan la comercialización de fármacos de sustitución. Otra consecuencia nefasta es la internalización de la producción de principios activos farmacéuticos. Hace 30 años el 80% de las materias primas se fabricaban en Europa; ahora la tendencia se ha invertido a favor sobre todo de Asia. ¿Resultado? La distancia de los centros de fabricación aumenta la complejidad de los controles con su consiguiente repercusión en la cadena global.

Para paliar los riesgos de ruptura de principios activos, la respuesta de la industria consiste en prever existencias estratégicas o dobles aprovisionamientos. La cosa es bien distinta para los establecimientos sanitarios. Al obligarles a racionar los fármacos esenciales, las rupturas de existencias exponen a sus pacientes a graves riesgos (progresión de la enfermedad, hospitalización prolongada, fallecimiento, etc.).

¿Qué medidas podrían adoptarse ante esta situación deficitaria? Adoptar, por ejemplo, el modelo de Australia en el que los contratos de aprovisionamiento único están prohibidos. Referenciar otros proveedores potenciales y autorizar posibles sustituciones. Asimismo, la colaboración entre los organismos normativos permitiría acelerar la homologación y sustitución de ciertos productos. Si bien la industria tiene una gran responsabilidad en la prevención y la gestión de rupturas, teniendo la obligación de avisar lo antes posible, solo el intercambio de información a nivel internacional entre las autoridades sanitarias, los establecimientos hospitalarios y los laboratorios reduciría considerablemente un mal que gangrena el sistema de salud mundial.

(1) Oncología, infecciones, enfermedades cardiovasculares, el sistema nervioso central y tratamiento del dolor son los cinco ámbitos más afectados.

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