La pandemia silenciosa
En la actualidad, 1 de cada 10 medicamentos sería una falsificación. Esta cifra puede incluso alcanzar la proporción de 7 de cada 10 en algunos países emergentes. La falsificación afecta tanto a los medicamentos originales como a los genéricos y se le atribuyen 700.000 fallecimientos al año… una auténtica pandemia mundial.
Pangea V & VI, las operaciones llevadas a cabo por la Interpol de manera simultánea en 99 países, incluyendo Francia, han permitido desmantelar varios circuitos de fabricación, así como incautar millones de medicamentos falsos. Estos son producidos mayoritariamente en Asia y luego exportados a Europa, integrándose en la cadena de distribución legal del país de destino por medio de un mayorista. En la actualidad, el tráfico ilícito se extiende ampliamente a los países industrializados gracias a Internet, que se ha convertido en el principal canal de distribución atrayendo a millones de internautas. Estos adquieren medicamentos ignorando que el 50% de ellos son falsos. La compra de medicamentos online responde a cuestiones de ahorro de tiempo y dinero, o para obtener medicamentos sin prescripción médica.
Un problema de salud real
Más allá de las pérdidas económicas que genera a la industria farmacéutica, el problema de la falsificación de medicamentos representa, ante todo, un riesgo para la salud de los pacientes. En el mejor de los casos, el principio activo está ausente o en dosis reducida. El medicamento es, por tanto, inefectivo y el paciente no se cura. En el caso contrario de la sobredosis, las consecuencias son inevitablemente nefastas. Algunos traficantes no se lo piensan dos veces y, para simplificar la falsificación, incorporan sustancias tóxicas (pintura, plomo, cera, arsénico, ácido bórico…) que podrían, en última instancia, causar la muerte del paciente. Por otro lado, las condiciones insalubres de fabricación también son responsables de graves daños; las partículas y las bacterias pueblan y contaminan en gran medida los centros de producción clandestina.
El envase en bolsa, un obstáculo para la falsificación
Hasta 2010, se falsificaban únicamente los medicamentos sólidos; hoy, también los productos inyectables. En algunas consultas médicas de Estados Unidos se han encontrado, por ejemplo, varios frascos ilegales destinados a tratar patologías graves (cáncer, enfermedades cardiovasculares e infecciosas). Sin embargo, según el IRACM (Institute of Research Against Counterfeit Medecines) a día de hoy no se ha falsificado ningún tipo de solución inyectable envasada en bolsa flexible. ¿La razón? El llenado de envases flexibles requiere instalaciones y equipos sofisticados. Es necesario utilizar una boca de llenado para introducir la solución en la bolsa y un conector soldado para cerrarla (twist-off, luer lock,…). El envase solo podrá ser completamente estanco si se termosolda el conector al tubo, para lo cual se necesitan equipos especiales. Por último, los medicamentos inyectables en bolsa presentes en el mercado incorporan sistemáticamente un embalaje exterior. Este proceso de envasado en bolsa es complejo y dificulta su falsificación en manos de traficantes.